domingo, 27 de febrero de 2011

Vino tinto

Apenas apunto .Son las nueve de la mañana, de una mañana que no se comprende. Y mucho menos se comprende que yo esté despierta después de anoche que empezó anoche pero terminó hace tres horas con una borrachera que no recuerdo haber tenido en mi vida. Y me vienen imágenes, gente que aparece. Me veo. Me veo echada en el pasto acariciando un pétalo de rosa, la textura bella de ese pétalo en el instante preciso en que el mundo no se detuvo, no paró de girar ,pero que ahora que lo pienso-lo pienso?-yo era, como tal vez alguna vez ,el centro del universo. El universo giraba alrededor mío y yo acariciaba el pétalo y sentía la humedad de la tierra que en algún momento yo también hice mi aporte para que lo estuviera. Y la voz de un ángel y la suavidad de la voz del ángel que estaba ahí, o quizás  yo pude estar ahí porque ese ángel estaba, sino quien sabe. Me veo cubierta por una pashmina de oro porque tenía los hombros fríos pero yo no lo sabía. Y me llovía un agua helada en la nuca que recuerdo haber aceptado y no me importaba, no me importaba y el mundo empezaba ahí y terminaba con una mano en mi espalda   la  voz   el pétalo   el pasto. Cuando quise pararme, pero eso fue luego porque alguien me dijo que había estado durmiendo y puede ser porque pronto la fiesta acabó. Ya quedaba poca gente y yo estaba ahí, entre un montón de desconocidos y una amiga y el ángel. Decía: cuando quise pararme el mundo se movía debajo de mí igual que ahora lo hacen mis dedos  y no sólo porque escribo sino porque tiemblan y yo no puedo detenerlos. Recuerdo que en ese estado alguien me dijo que estaba viva. Como si hubiera sido necesario recordármelo, y supongo que lo era, y lo era en dos sentidos. Lo era porque a pesar de todo yo seguía ahí , respirando, y lo era en ese  mismo sentido solo que en su acepción más honda, más fundamental. Yo estaba respirando. Y entonces me pregunto qué hago el resto del tiempo que solo un sacudón de estos me recuerda que estoy viva. El primero, y este año cumplo cuarenta. Antes que la vida gire-o tal vez fuera yo-me veo riendo y bailando divertida. Y más antes aún me veo llorando emocionada, la felicidad de mi amiga. Recuerdo que ni siquiera en ese estado que ayer (hace unas horas) me parecía patético y lo era, lo era me quieran convencer de lo que me quieran convencer, solo que ahora sé que no tiene ninguna importancia, ni siquiera entonces supe ni pude contarme. No puedo decirlo, dije. Ahora mismo veo un poco doble. Voy a detener la escritura y es posible que luego recupere otras sensaciones, la amargura de las hojas de coca que nunca había masticado, por ejemplo. De momento intentaré regresar a la breve vida de este sueño del que aún no salgo.

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Un lugar en el mundo muy hermoso (el lugar, no el mundo)

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