Como en un cuento de
hadas y duendes y
patos rojos bordados en canales y
sauces que lloran perlas.
Dicen algunos al pasar qué:
A las siete de la tarde, cuando
la luz que no se esconde baja de la luna, cuando
los gatos dorados y sin cola caminan sigilosos
los tejados, cantando algún amor y
las muñecas de porcelana toman el té con
pétalos de rosas y
los niños de narices heladas beben chocolate caliente,
dicen algunos al pasar qué:
a esa hora,
salen las brujas, pero
sin escobas, montadas en sombrillas con puntillas
blancas.
Dicen algunos al pasar qué:
en el silencio oscuro,
las brujas bailan solas y
las noches plateadas ,
devienen princesas y
levitan y giran y giran en sus encajes alados.
Decimos algunos al pasar por Brujas qué:
ya no somos los mismos cuando
una tarde de lluvia perlada
un hada se nos posa en el hombro y
nos baja una estrella y
nos susurra al oído y
nos cuenta bajito
una historia.
Y allí nomás, se instala la magia.