En la soledad de la noche escucho los sonidos que el día se lleva o hace sordos. Por eso este momento es perfecto. Sé que no estoy del todo sola, que otros y otras flotan por ahí ahora mismo. Y no sé qué sonidos oirán. Posiblemente los propios, los de afuera y los de adentro.
Los árboles de mi ventana bailan sobre un colchón de hojas amarillas, se cuentan sus secretos, y a mí no tiene porqué importarme, pero me importa. Soy curiosa, aunque en este caso puede que esté siendo un poco impertinente.
Están listos para amar, ellos sí.
Eso de que otros flotan.... es algo inquietante.
ResponderEliminarEspero que se porten bien.
Besos.
Impertinente. Me gusta esa palabra. La escritura es impertinente.
ResponderEliminarZeta
Habrá sido un placer eso de sentir al arbolado enamorado.
ResponderEliminarMuy lindo tu blog.
Saludos.
Toro
ResponderEliminarte resultó inquietante? a mi me dio cierto alivio.Los álamos se portaron maravillosamente.
un beso
Zeta
Bienvenida, qué gusto me da tu visita.
A mi también me gusta la palabra impertinente y por lo visto también me gusta serlo.
Abrazo
Lucía
Gracias por pasar , y también me alegra que te haya gustado el blog.
Sí, un placer los árboles enamorados.Casi casi que pude oírlos.
cariños